Luz y color en tus ojos,

en los míos,

en todos los ojos;

ojos o lamparillas bajo la carpa de este circo

que no es un circo cualquiera,

porque a los cualesquiera circos

se los ha engullido la molicie

y les ha partido las ruedas el desarraigo.

Estás en el CIRCO RALUY,

mas, a la vez, estás

en todos los circos que aún conservan heroicamente

sus piernas y el oriente.

Estás,

estoy y estamos todos

bajo esta tregua

abierta en la inacabable guerra diaria

del yo más que tú

y más que el olimpo entero y vero;

tregua en la que me miras y te miro,

nos miramos todos

con los viejos ojos nuevos.

Y nuestras lamparillas quieren llenarse de este museo que se está trocando en espectáculo,

de estas memorias de terciopelo, madera y oro,

mantenidas en pie,

más gallardas que un ocho,

cuando pintan bastos y bastardías,

cuando en la calle reina el usar y tirar.

Mira y no pestañees,

espectador amigo, amiga luz y color;

prepara tu piel de gallina y el chorro de tu risa,

que quienes han edificado esta cúpula con su oficio,

con mejores oficios también te la están llenando

de calor.